La mayor parte del tiempo las personas ponen su atención en su vida exterior y muy poca atención en su vida interior. Viven constantemente enfocados en sus problemas, centrados en pensamientos negativos, resentidos, llenos de culpa, y experimentando emociones de ira, miedo y tristeza, y es desde estos estados que buscan la felicidad, algo simplemente imposible.
Cuando mantienes tu atención sobre el cuerpo, el medio ambiente y el tiempo, ahí es donde esta tu energía y estas observando tu vida desde el mismo nivel mental, sin evolucionar, cuando hacemos esto repetitivamente estamos derrumbando las infinitas posibilidades nuevas que pueden aparecer y cerrando el camino para que no existan.
La pregunta es ¿Podemos ir más allá de nuestros cuerpos? ¿Podemos empezar a trascender las condiciones de lo que nos rodea, de nuestro medio ambiente, y podemos olvidarnos acerca del tiempo? Cuando hacemos esto estamos en un estado creativo, somo consciencia pura, somos un pensamiento nuevo, una nueva posibilidad. Podemos crear una nueva realidad.
Podemos cambiar nuestros cuerpos y ser más saludables, para realmente sanarnos tenemos que quitar la atención sobre nuestro cuerpo, para cambiar algo de nuestro medio ambiente y nuestra vida, tenemos que olvidar nuestros problemas y para crear un futuro de tiempo nuevo, tenemos que parar de pensar que el futuro es igual al pasado.
Cuando nacemos, somos seres con un 5% de nuestro lienzo manchado o mal pintado representado por la herencia genética, sin embargo, Los genes no son lo que las personas creen. No estamos condenados por nuestros genes, menos del 5% de las personas del planeta nacen con un desorden genético. El otro 95% de las personas toman éstos desordenes a través de su estilo de vida y su comportamiento, así que los genes se pueden reprogramar. Pero si estamos pensando y sintiendo de la misma forma cada día, estamos manteniendo los mismos genes despiertos y los otros apagados y elegimos ir así a nuestro destino genético.
Así que si empiezas a pensar de forma diferente vas a provocar la toma de decisiones diferentes; que van a dar a su vez ocasión a nuevos comportamientos, estarás creando nuevos circuitos mentales. Debemos pensar que somos como un lienzo en blanco, y asumir la responsabilidad de reprogramarnos y creer que hay un sin número de posibilidades que dependen de nuestra capacidad emocional, mental y espiritual de co-crear como los dioses potenciales que somos.
El medio ambiente que nos rodea (creencias, hábitos, costumbres…etc.) tienen un enorme efecto sobre nuestra genética. Cuando nacemos, ése 95% es nuestro punto de partida. Los niños de entre 6 y 7 años de vida, no tienen una MENTE ANALÍTICA porque sus ondas cerebrales son muy lentas, sus mentes son altamente programables, toda la información que reciben se va al subconsciente sin editar y eso se vuelve su fundamento, es lo que ellos son como personas, así que si el niño vive estresado constantemente y cada día, su estado de estrés se vuelve algo familiar (norma) para ellos y si ésa emoción estresante se relaciona con las personas que le cuidan, ésos niños tendrán una comprensión equivocada acerca de lo que es el AMOR. Aunque no tuvimos elección de niños, sí somos responsables de desprogramar ese 95% programado por nuestro entorno. Tenemos que instruir y reconstruir a nuestros genes, seleccionar nuestras experiencias, seleccionar los recuerdos que queremos guardar y eliminar todo lo que nos mantiene en estados de victimismo, fracaso y sufrimiento.
No podemos pararnos a culpar a nuestros padres o cuidadores de lo que somos y de lo que ellos hicieron mal, PODEMOS REPROGRAMARNOS A NOSOTROS MISMOS a través de nuestras vidas. Las investigaciones y conclusiones en neuro plasticidad, neurociencia y epigenética nos da la esperanza de que toda nuestra mente es reprogramable, aún los traumas más duros pueden ser eliminados, y podemos seleccionar los recuerdos más hermosos. El dolor primario por pérdida (muerte), catástrofes naturales, pandemias, accidentes, y vejez, representa tan sólo el 15% del sufrimiento que deberíamos sentir en nuestra vida, el 85% restante es un sufrimiento inútil que podemos evitar.